La unidad de medida de mi felicidad

Cuál es tu unidad de medida amigo? 

Supongo que ese día tan frío, cuando habías aceptado el hecho y estuviste entregado, no tenias ninguna. Y aparecí en tu camino queriendo sanarte -o queriendo sanar algún aspecto de mi-.

Pues aquí está la unidad de medida de mi felicidad, ésta que tiene unos magníficos ojos a través de los cuales puedo ver la vida y su transcurrir en positivo, que me enseña un sentido en el camino.

Dormida o despierta, sus presencias siempre están vigentes y me inspiran a ser una mente más vacía, un corazón más tierno y un cuerpo dispuesto, es decir, un ser con la libertad para ser.

Si tomamos caminos a veces con conciencia y otras con un aparente azar, dime; cómo fue que echaste a andar? -Tirado de los pelos que tuvieses el propósito de que un humano o varios accionen pero a veces me cruza la idea-.

Ya que hablamos de caminos, de lo que hoy me alegro es que ando en el correcto, el que me permite retratar tu alma… y la mía. El que me lleva a un máximo punto de reencuentro en donde solo existe el amor, y desde allí me permite movilizar, emocionar e inclusive hablar con todos, porque no hablo con palabras sino el lenguaje universal de lo visible. 

-En honor a K, el perro chocado.-